Hace unos días surgió una situación que
vinculó a dos jugadores del equipo de ascenso Necaxa, quienes golpearon a un
joven hidrocálido hasta dejarlo inconsciente y hoy en día han sido juzgados por
las autoridades en Aguascalientes.
También de manera reciente, Ángel Reyna
jugador de Chivas fue separado del primer plantel por una serie de conductas
inapropiadas y se le envió al equipo de tercera división.
En el primer caso, la problemática fue
distinta al segundo, sin embargo esto nos lleva a pensar ¿qué pasa con algunos
jugadores y sus conductas fuera de la cancha?
Desde hace tiempo y con mi experiencia como
reportero, he constatado que muchos futbolistas (sin generalizar) a diferencia
de otros deportistas, viven en contextos difíciles de manejar cuando la
preparación, educación y sobre todo el entorno familiar no es el óptimo.
Es difícil entender como dos jóvenes
profesionales y con un futuro prometedor (si no en el futbol, si en su vida
personal) pueden de un día para otro cambiar drásticamente.
Es cierto, que nada tiene que ver la conducta
de los dos necaxistas con la de Ángel Reyna, sin embargo en el caso de este
último, su forma de ver las cosas o comportarse dentro de un equipo, le ha llevado a ser sancionado una vez más.
En México el futbolista profesional casi de
cualquier división goza de muchos privilegios o por lo menos de una fama que en
muchas ocasiones es difícil de controlar, al grado de desubicar al ser humano,
que en su mayoría posee una edad corta.
Esto me llevó a plantear lo que sucede en
muchos casos. Jugadores que a tan corta edad y con un talento excepcional
logran ganar sumas importantes de dinero, además de tener un contexto de banalidades
que simplemente no pueden ordenarse y que terminan por perjudicar la vida del
propio deportista.
Desafortunadamente este tipo de problemas en
muchos jugadores se ha presentado, por lo cual se han dado casos como los
señalados, en donde la fama, el dinero y el mal asesoramiento o bien, la falta
de personas que puedan rodear a un jugador desde el seno familiar, terminan por
darle al “traste” a la vida de quienes a tan corta edad difícilmente pueden
domar un ambiente como el que se les presenta.
Es triste que un deportista pueda ser
sometido a situaciones que con dificultad se pueden tratar, por lo cual he
observado que muchos jugadores tienden a descuidar su forma correcta de vida.
Lo que sucedió en Aguascalientes es uno de
eso casos que con inmadurez los jugadores involucrados trataron. Ellos ahora
provocaron un daño, pero tiempo atrás una figura e ídolo en el futbol nacional
estuvo a punto de morir en un Bar en la capital del país, me refiero a Salvador
Cabañas, que si bien no perdió la vida, si perdió su carrera. De forma
circunstancial en ambos casos estuvo involucrada la vida social que tuvieron.
Habrá que poner atención de qué forma pueden
los clubes ayudar a que problemas como este se erradiquen. Una manera sería
dejar de inflar tanto al jugador con sueldos exorbitantes que terminan por
perjudicar, más que ayudar a los propios elementos.
Este es un tema que puede extenderse mucho y
que hoy pongo en la mesa. La mejor opinión finalmente será la suya.
Comentarios y opiniones a:
raul.espinoza@globalmedia.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario