Luego de que se diese a conocer la salida de
Miguel Herrera como seleccionador nacional, la pregunta es: ¿Y quién se hará
cargo del equipo?
La respuesta no es sencilla y menos luego de
lo observado en una selección que dejó mucho que desear en sus más recientes
competiciones, independientemente de que en una de ellas se logró el objetivo
llamado Copa Oro.
Sin duda el futbol desempeñado en el último
semestre ha sido inconvincente, lejos de aquel que durante el Mundial pasado
por momentos se mostró y que hizo pensar a más de uno que por fin se podría
lograr algo más que un quinto partido.
Sin embargo en el último semestre México ha
estado envuelto en una serie de situaciones que nos hacen pensar que nuestro
futbol pasa por un momento gris, que nuestros futbolistas casi en su mayoría
atraviesan una difícil etapa y que eso finalmente en conjunto con nuestra Liga,
nos muestran lo que en selección mayor observamos.
En fin, sin ir más lejos y tratando de
contestar sobre quién se hará cargo del Tricolor, puedo decir que en este
momento son pocos o casi ninguno los que pretenden llegar a la que he llamado
“la silla más caliente” y hasta incómoda en México, la del técnico de la
Selección.
Muchos pensarán ¿y por qué pocos querrán
entrarle?, la respuesta sería, por qué sencillamente los futbolistas mexicanos
han tomado tal poder (al estilo los sindicatos de maestros, IMSS, PEMEX etc.)
que no cualquiera podría tomar un paquete como ese y salir bien librado.
Un ejemplo; bueno, ¿usted considera que luego
del mal desempeño y altibajos de un jugador como Carlos Vela el atacante deba
ser llamado?
¿Considera que sin ser titular un jugador
como Raúl Jiménez o bien Guillermo Ochoa tengan todo el derecho de ser parte de
un once por encima de quien si juega?
Si su respuesta es si, bueno pues aténgase a
que el desempeño de un jugador que no está al cien pueda responderle más allá
de como lo ha hecho hasta ahora.
Si su respuesta es no, cuidado, por qué en el
caso de Carlos Vela tanto costó el convencerle para volver a la Selección
Nacional que un desplante como ese en una de esas provoca que ya no regrese
nunca.
Esos son ejemplos que yo pongo en la mesa,
quizás existan más, pero lo cierto es que el momento que vive nuestro futbol
requiere no solo de un técnico, sino de jugadores que cambien el chip que
existe en su mente, que cambie su actitud y que vestir la camiseta nacional
represente más para sus carreras como profesionales.
En pocas palabras, se trata de no restarle
responsabilidad a nadie y dejar de cortar el hilo por lo más delgado, tratando
de darnos cuenta que podría venir el mejor del Mundo, pero que si en la Liga MX
siguen siendo más los extranjeros y los naturalizados por encima de los nuevos
valores mexicanos y que si además seguimos con sistemas de competencia que en
nada ayudan al crecimiento del nivel, difícilmente un técnico por
extraordinario que sea, nos sacará del terrible bache donde nos encontramos.
Me parece que muchos pensarán más de una vez
en ir al banquillo del Tricolor, a menos de que sean técnicos caseros que poco
han conseguido y que buscarán echarse “ese trompo al dedo” para tratar de
tratar de sobresalir.
Auguró un extranjero, o bien un mexicano de los que repito, poco
han logrado, puesto que de verdad dudo mucho que un técnico pensante,
inteligente, observador y sobre todo ecuánime le diga si a un banquillo que
debajo tiene una granada de tiempo.
Comentarios y sugerencias a
raul.espinoza@globalmedia.mx
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